jueves, 22 de enero de 2009

Ciudadanía audiovisual y digital

Personalmente creo que el nombre "brecha digital" para señalar la diferencia entre quienes tienen acceso y pueden usar internet con todas sus posibilidades y aquellos que no disponen de esa posibilidad se queda corto y deberíamos acuñar el "abismo digital".

Ahora bien, como primera reflexión sobre el tema, este concepto no es nuevo. La sima se está abriendo cada vez más no sólo en el sentido digital, sino en cualquiera de los avances científicos, culturales y tecnológicos.

Acertadamente se apunta en la presentación ,adaptación de Manuel Santiago Fernández Prieto, que las TIC no aumentan esta brecha, en el sentido de que si se consigue que determinados colectivos accedan al recurso de internet, estamos consiguiendo que la información que pueden recibir reduzca la brecha cultural y de conocimiento que se supone para dichos colectivos.

Un ejemplo lo tenemos en la construcción de puntos de acceso a internet en lugares remotos de África, con la única ayuda de energía solar.

No es nuevo el utilizar energía solar. También se usa para fabricar hornos parabólicos que permitan cocinar, y esta tecnología se ha llevado al mundo subdesarrollado por muchas organizaciones no gubernamentales y humanitarias, pero ésta y otras tecnologías se pueden encontrar en internet.

Una vez más se pone de manifiesto el proverbio de "dame un pez y comeré un día. Enséñame a pescar y comeré toda la vida", esta vez adaptado a la información.

La brecha digital se tiene que terminar o al menos reducir si se pretende que exista igualdad cultural y tecnológica. En particular en el ámbito educativo, es necesario que se generen cambios; los objetivos para el 2015 son ambiciosos, aunque entre los más deseables o importantes cabría destacar la adaptación de los currículos escolares, así como garantizar que al menos la mitad de la población tenga acceso a las nuevas tecnologías de la información y comunicación.


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