martes, 13 de enero de 2009

La propaganda en una democracia

En una primera aproximación al término propaganda, se puede entender como la publicidad política basada en la proclama de mensajes con la finalidad de influir en el receptor tanto en su conducta, escala de valores así como en su percepción de la realidad.

Así el fin primordial de la propaganda es difundir ideas, o incidir en determinadas posturas que reafirmen una posición política. Es por ello que en la mayoría de las democracias se considera la propaganda como sinónimo de estrategia de manipulación.

Históricamente utilizada, pocos son los ingenuos que creen a pies juntillas en las promesas que los políticos vociferan propagandísticamente, bien porque en muchas ocasiones son expresadas en momentos de campañas específicas (no sólo electorales, sino que también en "crisis puntuales") que con el paso del tiempo quedan superadas y por tanto olvidado el mensaje o promesa realizada.

Aún así, si el ciudadano medio es consultado probablemente contestaría que la propaganda sólo se utiliza en períodos electorales, lo cual si bien es cierto que es cuando más es usado, también es una simpleza ya que es habitual aunque menos llamativa en períodos previos a guerras, crisis financieras, ...etc.


Con el auge de las redes sociales, nos empezamos a acostumbrar a que la propaganda no sólo se realiza desde los partidos políticos sino que también existe una invasión de propaganda que en su mayor parte se manifiesta de forma negativa, en el sentido de que se menoscaba la idea política con la cual no se está de acuerdo.

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